sábado, 4 de octubre de 2008

Un parto respetado

En pleno siglo XXI resulta complicado parir como una quiere. Hoy en día se ha instrumentalizado y medicamentalizado tanto el parto que no podemos apenas decidir qué queremos. Llegamos al hospital y nos abren una vía en la vena para introducir elementos que aceleren el parto, anestésicos para que no nos quejemos demasiado y nos monitorizan para tenernos quietas. De esta forma se tienen "partos" silenciosos, rápidos y productivos. Y sino, pues cesárea, que siempre dirá la gente que mejor, que así no "sufres" ni tú ni el niño.

El máximo exponente de esta filosofía se produce en EEUU, donde para que la mujer no sufra, sólo llegar al hospital se le suministra anestésicos con los que ya no siente nada de cintura para abajo, se les pone la tele, un gotero que fomente el parto de forma artificial, ya que sin sentir nada, complicado que la naturaleza funcione, y si aún así el niño no baja (estando tumbada!) pues cesárea al canto, y otro niño más "producido".

A mí todo esto me resultaba extraño, curioso y dudoso, así que en mi primer embarazo empecé a informarme de todo el tema. Desde que mi costillito y yo habíamos decidido ir a por nuestro primer hijo decidí cuidar mi cuerpo para que mi bebé estuviese lo más sano y a gusto posible. Principalmente comida sana, ejercisio suave, y nada de sustancias tóxicas, incluyendo, evidentemente, los medicamentos. Eso fue lo que me hizo buscar información sobre la anestesia epidural. Me informé, leí y me di cuenta que lo que yo quería se le llama "parto natural", es decir, un parto como eran antiguamente, cuando toda esta "tecnología" y "ciencia" no existía.

Y que conste que no estoy en contra de la medicina. Hoy en día mueren muchas menos madres y niños gracias a ella, y hay operaciones que son necesarias.
Pero si un parto no tiene complicación, si todo va bien, no debería medicalizarse. De hecho podría ocurrir en casa, como se había hecho toda la vida, y como se hace en Holanda, donde la seguridad social cubre los partos en casa y solo cubre los gastos de un parto hospitalario cuando éste es completamente necesario. Obviamente, es el país del mundo con menos nivel de mortalidad tanto de madres como de hijos, y tiene el índice más bajo de cesáreas y de partos instrumentalizados (forceps, ventosa, etc).

El caso es que en mi primer embarazo presenté un plan de parto a mi doctor. Un plan de parto es un documento donde una expresa lo que desea y no desea que se haga en su parto. Bien, por desgracia, me equivoqué de doctor. No sólo por su reacción al leer mi plan de parto, que le molestó bastante y me dio una charla en la que en base me decía que si quería tanta naturalidad viviese sin nevera, horno, cocina, etc. (comentario bastante fuera de lugar). Sino que además, después de decirme que le ofendía pidiendo algo que todo médico hace de forma natural, en mi parto hizo exactamente todo lo contrario a lo que yo deseaba. Fue una experiencia muy desagradable, no solo por la medicalización y por cómo acabó, sino además por el trato tan desagradable que sufrí tanto por él como por la comadrona.
Nunca sabré si hubiese acabado de la misma forma si hubiese escogido a un doctor con menos prisas, menos ansias de productividad y menos doctor cesáreo, pero el caso es que acabé en cesárea cuando tan sólo habían pasado unas 8 horas excasas desde que había roto aguas. En fin, de todo se aprende en esta vida.

En este segundo embarazo voy al Hospital de Maternidad de Barcelona. Escribí el plan de parto de forma mucho más suave, ya no me atrevo a pedir mucho, y menos viniendo de una cesárea y lo comenté con la comadrona en la visita que me hicieron en la semana 32. Por suerte, encontré una respuesta respetuosa y coherente con lo que yo quería. Teniendo en cuenta que "gracias" al doctor Cesáreo ahora tengo una cicatriz en mi útero y por tanto soy considerada partera de alto riesgo. Si el parto se produce de forma espontánea y tanto mi bebé como yo estamos bien, podré tener el parto con el que he soñado.

En general la gente de mi entorno no me entiende mucho. Creen que soy una especie de masoca por querer un parto sin anestesia y me consideran una persona rara por toda la información que he leído y de la que si se me pregunta hablo. También me consideran extraña por poner en duda la profesionalidad de según qué médicos. Por ir contra corriente...
Bueno, en realidad el tema de la gente no me afecta demasiado. La persona más importante para mí y que estará conmigo en el momento especial es mi marido, mi costillito, mi Urusebito y él si entiende lo que quiero y estará allí para ayudarme a conseguirlo.

Me quedan 15 días para la fecha prevista de parto, así que en cualquier momento desde hoy hasta un mes (más o menos) puede empezar a desencadenarse el nacimiento de mi segundo hijo/a.
Tengo muchas ganas de que llegue ya el gran momento. También mis dos nenes, mi marido y mi hijo lo desean ya. Tenemos ganas de conocer a la personita que me saca los pies por mis costillas cada dos por tres.

No hay comentarios: